273 Segundos

En octubre estaré en Grecia compitiendo en apnea de profundidad. Sería mi primera competencia desde el 2019 y la más grande en la que he competido. Es por eso que cuando se dio la oportunidad de participar en una competencia pequeña aquí en Amed dije “pues, ¿Por qué no?” Esta competencia sería de piscina y no profundidad, definitivamente no es lo que más me interesa en el deporte, pero pensé que sería una buena manera de prepararme mentalmente para Octubre.

El récord nacional actual femenino es de 4:33 y masculino de 4:36. Por lo tanto, dije “quiero hacer 4:40…seguro puedo.” Seguro…

Hace poco menos de dos semanas -un domingo- hice mi inmersión más profunda, culminando un mes de entrenamiento con coach Julia. Llegue a los 64m de profundidad (bueno, 63.5 según el reloj…64 en la aplicación). Fue una inmersión hermosa, salí sonriendo, en control, tranquila, y muy feliz. Celebre con una botella de prosecco que compré en el aeropuerto de Estambul hace cuatro meses prometiéndome a mi (y Julia) que la beberíamos después de hacer una nueva marca personal (PB). El domingo después de la inmersión me bebí la botella, cene sabroso, y disfrute de esa victoria personal. Temprano el día siguiente salí al sur a verme con una amiga y hacer todas las cosas que no se pueden hacer en Amed (laser, facial, uñas, etc.). Esos tres días comí todo lo que tampoco consigo en Amed (unos croissants deliciosos, y una copita de vino con la cena). La verdad es que llevaba un mes ajetreado, entrenando a tope, trabajando a tope, con un viaje muy divertido pero extenuante en la mitad. El ambiente de la habitación donde me quede tampoco ayudo y conclusión…me enferme. Gripa, gripa. Congestión, flema, malestar…lo típico. No fue hasta el siguiente domingo que me sentí lo suficientemente OK como para entrenar algo. Sabiendo que la competencia de piscina era el viernes…tenía cinco días para entrenar.

El domingo pase la tarde con amigas que también competirían en la piscina. Probe distintos plomos para encontrar el peso adecuado con mi traje e intenté la modalidad sin aletas y con bialetas. Decidí que haría la disciplina “dinámica sin aletas” porque me toca enfocarme mucho más en lo que hago que con las bialetas, y mi cabecita es bastante necia así que mantenerla ocupada ayuda mucho. Bien, ahora solo tenía lunes-jueves para entrenar estática.

En esta disciplina importa el tiempo y nada más. Consiste en aguantar la respiración y flotar en el agua. ¿Suena fácil? No lo es. Haciendo dinámicas o profundidad implica moverse, hay mucho en que pensar…en estática eres tú contra tú. Mis supuestos fáciles cuatro minutos cuarenta rápidamente se desvanecieron.

El lunes fuimos a las 7 a.m. al agua y yo no tenía idea que hacer. “¿Cómo ‘caliento’ para esto?” No tengo idea cual sería mi marca personal actual pues no intentaba hacer una estática desde que hice mi curso de instructor en el 2018 que hice 4:10 (requerimiento para pasar es de 4 minutos). El lunes creo que llegue a los 2:45. Mi mente estaba en todas partes “¿Por qué hacemos esto? No me gusta. Ya, ríndete…esto no es para ti.” El martes no cambio mucho la cosa…llegue a 3 min 10 y con mucho esfuerzo. Ese día después de entrenar fui a Apneista para salir a hacer algo de profundidad (¡por fin!). Me encontré con mi instructor Kwab, con el que hice mis 4 minutos 10 hace casi cinco años. Se ofreció a ser mi coach ya que lo sería para otra chica y dije “¡SI!”. Sentía que el sabría decirme que hacer y confiaba plenamente en el ya que había entrenado con él. El día siguiente iríamos al agua a probar.

Llegue a la piscina a las 9.30. La competencia comenzaría a las 9 por lo que ir a esa hora sería perfecto para simular el evento, conociendo ya dónde sería la zona de competencia en la piscina. Mi calentamiento fue:

1x FRC (exhalación pasiva y aguantar la respiración) + 30 segundos después de la primera contracción

2x inhalación completa + 45 seg, 1 min.

Luego, intentaría llegar a mi máximo. Entre cada calentamiento tenía 2 minutos de descanso y antes de mi último intento serían 10 minutos.

Cuando estaba a un minuto de mi “Official Top” (en la competencia el juez hace una cuenta regresiva y debes comenzar el buceo después de el “oficial top” pero no más de 5 segundos después) escuche parte de una conversación que decía “La última vez que yo vi a Natalia Molchanova viva fue en una competencia de piscina…”.

No me importo en que terminara la frase.

Natalia Molchanova y su muerte tienen un significado un poco diferente en mí. No la conocía y comencé a practica apnea poco después de su muerte. Ella murió en el mar, un accidente durante una inmersión por diversión en la costa de las islas baleares. Nunca encontraron su cuerpo. En el 2020 mi amiga Clare también murió en el mar. No fue un accidente, ella quiso terminar su vida en el lugar que le traía paz. Su cuerpo tampoco fue encontrado.

Al escuchar esa frase de Natalia, inmediatamente pensé en Clare. Aguantando la respiración, intenté enfocarme en no pensar en ello, enfocarme en el color negro que veía con los ojos cerrados, en las bolitas de cloro en el fondo de la piscina, en lo que fuese menos en Clare. Pero la mente es fuerte y no podía hacer más que pensar en ella y en sus últimos momentos de vida.

Durante una inmersión de estática hay distintas etapas…al principio es bastante fácil, lo más importante es tratar de relajarse y no pensar en nada, pero eventualmente llegan las ganas de respirar y un poco después comienzan las contracciones. Las contracciones del diafragma son causadas por un aumento de dióxido de carbono y no por falta de oxígeno. Es la alarma que tiene nuestro cuerpo para que respiremos, aunque todavía tengamos bastante oxígeno. No son divertidas, pero podemos entrenar nuestro cuerpo para tener mayor tolerancia al dióxido de carbono (es MUY bueno hacer esto -apneista o no-, si les interesa aprender más les recomiendo los libros The Oxygen Advantage o Breath).

Cuando comenzaron mis contracciones fuertes mi mente no pudo más. No quería pensar en los últimos momentos de Clare así y no quería que mi mente asociara hacer una inmersión con emociones o sensaciones negativas. Saqué la cabeza del agua y le dije a mi coach que perdón pero me había distraído por la conversación. Pregunto si estaba bien …dije que si, después dije que no, que si…y nuevamente “no, no estoy bien…” mientras me sentaba a llorar. Kwab me abrazo y pude explicarle lo que me había pasado. Me calme y me preguntó si quería intentarlo nuevamente. Dije que no. Pregunte mi tiempo y no estuvo tan mal, 3 minutos.  Me dije a mi misma “si puedo llegar a tres minutos ASI, es suficiente.” Y salí del agua.

El jueves sería mi día de descanso. Intenté tomarme la mañana tranquila, sin embargo, mi ánimo estaba bastante UGH. En parte por el día anterior pero principalmente hormonal…lo sabía y me lo repetía mientras manejaba “esto es hormonal, va a pasar…” pero no me sentía particularmente positiva o sociable.

Me fui a una cafetería cerca a casa a trabajar. Le escribí a una amiga preguntándole como le había ido entrenando y me contó que alguien había muerto en la bahía. Un hombre con aletas de apnea, con plomo en la cintura, un reloj de buceo y una GoPro. Lo encontraron a 24m un grupo de buzos y lo trajeron a la playa. Un amigo intento reanimarlo, pero no había nada que hacer. Su reloj marcaba que llevaba más de 99 minutos sumergido. Estaba solo practicando apnea. La regla de oro es nunca hacerlo solo. Obviamente la noticia me impacto.

Fui a almorzar con otra amiga y hablamos del tema. Me pregunto que si el evento de esa mañana no me había hecho pensar en Clare. Lo ‘chistoso’ es que no le había contado sobre el día anterior. La verdad no había hecho la conexión, pero ya no podría no hacerla. Ella conoció a Clare y recuerda su alegría y luz. Le hablé de lo que había pasado el día anterior y como me sentí y me dijo cosas que me ayudaron a estar más tranquila…Primero, que no sabemos si Clare sufrió o sintió incomodidad antes de morir, y además que esa fue una decisión que ella tomó y le traía paz. Que ella estaba en paz. ¡Nos despedimos un poco después y recordé que era jueves…y los jueves es día de psicóloga! Que bien me haría ver a mi psicóloga.

En la noche conversé con Mónica. Le conté sobre esto y otras cosas, y me despedí mucho más tranquila y con ella diciendo algo como “a ver que te dicen tus sueños.” Me fui a dormir a las 10 y me desperté a las dos de la mañana como si fuesen las siete. Me tardé cuarenta minutos en dormir, pero lo logré. Amaneció y me prepare para salir a la competencia. Es un recorrido de 8 minutos en moto. Mientras giraba en la vía principal para entrar al pueblo me acordé de que había soñado. No recuerdo el sueño entero, pero recuerdo a Cris. Larguirucho y con su pelo crespo. Esta vez no era solo yo la que lo veía (normalmente en mis sueños soy la única que lo ve) así que pensé “¡ahh entonces SI estás aquí!” Recuerdo que me abrazaba y se reía. Y en ese instante supe que hoy sería un gran día. Que mi inmersión sería perfecta. Sonreí y me inundo una sensación de paz y tranquilidad.

Hice mis calentamientos…y un poco más. Me equivoqué al anotar los tiempos así que tuve 10 min adicionales por lo que hice cuatro calentamientos en vez de los tres planeados. Durante uno de ellos una amiga que estaba compitiendo tuvo un blackout bastante largo. Escuche el agua moverse y la conmoción mientras yo estaba bajo el agua aguantando la respiración. No me afecto. La tranquilidad que tenía dentro no la iba a perder fácilmente. Eventualmente fue mi turno frente a los jueces. 2 minutos…1 minutos y medio…1 minuto…30 segundos…20 segundos…inhalo largo…oficial top. Me sumerjo.

Me siento tranquila y relajada. Esta vez no tenía las escaleras cerca por lo que no tenía donde apoyar el dedo como lo había hecho. Me tomo las manos, pero mi coach me dice “relaja los brazos” así que los suelto. En los entrenamientos si cerraba los ojos y flotaba sentía casi que vértigo. Como si me moviese mucho o muy rápido así estuviese estática y no me gustaba. Pero lo acepté, y pensé en cuando era pequeña y flotaba en el mar.

Eventualmente comenzaron las contracciones. Le avise a mi coach. Algunas contracciones eran más fuertes que otras y lo que hice fue imaginarme a Cris cuando le daba esa locura de abrazarte desde atrás e intentar cargarte para mostrar lo fuerte que estaba. Para mí, cada contracción la sentía como si fuese un abrazo de Cris. Sonreía, y lo que normalmente era sinónimo de incomodidad se volvió un símbolo de amor. Subí mis manos contra la pared, pero estaba muy alta así que baje un brazo…no quería que pensaran que estaba mal, pero es difícil comunicarse haciendo estática. Eventualmente me dijeron que subiera las dos manos, esto quería decir que ya estaba en los 3min30. ¿Llegaría a los cuatro minutos? Mi coach me ayudo a extender la inmersión como lo habíamos hablado…contando de 10 o 5 segundos. Eventualmente me indicó que serían los últimos 5 segundos y que era momento de salir. La verdad yo me sentía bien, pero confío plenamente en el así que salí creyendo que había llegado a los 4 minutos. Hago el protocolo perfecto y la sonrisa no me cabe en la cara. ¡Mientras los jueces deciden solo recuerdo que me dolían los cachetes de tanto sonreír… “tarjeta blanca, 4 minutos 33 segundos!”

¡Woohoo! Mucho mejor de lo que pensé y tan cerca a los 4 minutos 40 que me parecían imposibles. Kwab me abrazo y me dijo que él quería que fuese una inmersión fácil y una tarjeta blanca segura. Mi único error fue no contarle que el récord era de 4:33 pues sé que me hubiese dejado hacer un par de segundos más (Ese pensamiento llego después.) Al recibir la tarjeta solo podía sonreír de oreja a oreja.

Sabía que sería un gran día. Sabía que Cris estaba conmigo, que Clare estaba conmigo, que Shaqa también. Sé que me acompañan cuando más lo necesito y que el agua a mi alrededor es un abrazo de ellos. Sigo enamorándome de este deporte que me lleva a conocer lugares desconocidos de mi ser, que me obliga a verme tal y como soy, de escucharme y tomar decisiones. Agradezco el camino que ha tomado mi vida, mis años de remadora, mis cursos, mi terapia, mi depresión, pues todo me da herramientas que me ayudan a cada día estar un poco mejor y más tranquila. Cuatro minutos y treinta y tres segundos de tranquilidad y dicha.

marianto

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