Hoy por primera vez en mucho tiempo camine bajo la lluvia. Sobre un puente peatonal, encima del tráfico masivo de la ciudad de Beijing, cargado de luces rojas de carros frenados, con nadie a mi alrededor, sonreí. Cada gota (si, se que probablemente este cargada en ácido – gracias polución) se sentía fresca. No me importo mojarme, total la ropa se seca, el poco frío se quita (esto no es Bogotá donde le corría a la lluvia helada) y recordé lo importante que es vivir el ahora, sentirse presente, maravillarse por nuestro entorno, buscar la hermosura y La Paz dentro de la tormenta y recordar que siempre la lluvia para o encontramos un refugio, que las tormentas vienen y van y lo mas importante es disfrutar del camino.