Manta, día 1-4

 

La tripulación de Manta

DIA 1 Y 2 – 31/10 y 1/11/17

Nos embarcamos en Manta la tarde del 31 de octubre. Manta es el velero de 36 pies de Isabelle Bovert, una suiza que dejo su país hace 8 años, “cuando me fui dije que me iba mínimo 15 años, así nadie me extrañaría,” quien después de recorrer parte del mundo en bicicleta decidió seguir su sueño y comprar su propio velero. Ahora, hace viajes con clientes alrededor del sudeste de Asia.

Después de lograr montar TODAS las maletas al dingy (en total más de 50kg) comenzó la velereada. Yo soy la que menos experiencia tiene en un velero pero por lo menos mis clases de windsurf hace años en camp sirvieron de algo. La primera prueba que tuve fue demostrar mis destrezas de manejar el dingy, así que fui la conductora designada para dejarlos en la marina a hacer el supermercado y recogerlos después. En ese tiempo aproveche para desempacar lo menos posible en el cuarto pequeñito…porque bueno, en verdad es pequeñito. Me senté en la proa a disfrutar del viento hasta que el grito desde tierra me trajo a la realidad y mis labores de chofer continuaron. Por suerte logre hacer ambos recorridos sin pinchar el dingy o hacer que nos volteáramos. Prueba superada.

Saldríamos el día siguiente después de hacer el mercado de verduras y frutas. Esa noche salimos a comer a la ciudad, encontramos una pequeña calle con stands de restaurantes chiquititos, tipo contenedores con un espacio grande en común con lucecitas bonitas. Habia mil opciones de comida pero la mayoría no era vegetariana, ejemplo una señora que muy feliz y sonriente saca de una olla enorme (con un gancho igual de impresionantemente grande) un pollo entero asado “chicken good!” y yo trate de solo sonreírle no gracias sin que se notara el desagrado que me causó ver el pollo. Eventualmente, y para mi dicha, encontré un restaurante vegetariano. Como habrá sido mi cara de emoción que la señora me preguntó “está bien? Su cara se ve un poco rara” ooops, solo le dije que estaba contenta. Después de leer el menú y preguntar muchas veces “pero la hamburguesa de pollo…no es de pollo?” decidí pedirla y mmmmm…deliciosa! Había otro restaurante que fue como creado para mí…solo vendían papas fritas con diferentes salsas y se llamaba Fry-Day (se me hizo genial el nombre). Termine la cena con un heladito que me asegure me manchara el short antes de volver al velero.

La primera noche no fue muy divertida que digamos, el calor era desesperante y me desperté mínimo cinco veces. Las últimas tres noches estuve en un hostal tipo “capsula,” por lo tanto silencioso, oscuro y fresco así que me trasnochaba y me despertaba tardísimo. Este día en cambio nos acostamos a las 10 y ya a la 1 comencé a despertarme.
El día siguiente comenzó temprano, y fuimos a buscar el mercado en el dingy. El puerto y mercado de marisco están al lado del mercado central, la entrada fue toda una explosión de los sentidos – tocaba pasar por todas las carnicerías, si el pollo de ayer me causo desagrado se imaginaran ver docenas de pollos y carnes colgadas, el olor mezclado con el olor del puerto y el piso mojado. Definitivamente no me arrepiento de para de comer animales hace un año.

Los radares mostraban que vendría una tormenta alrededor del medio día así que decidimos esperarla para recoger agua y salir cuando pasara. Aprovechamos la lluvia para bañarnos y esperamos…y esperamos…y no paró de llover. Íbamos a zarpar hacia un lugar a solo una hora de distancia así que decidimos quedarnos la noche y zarpar temprano el día siguiente pero hacia nuestro segundo destino a 22 millas.

Pasamos la tarde jugando CATAN, un juego de estrategia el cual yo claramente no gané (digamos que la estrategia y paciencia no son mi fuerte…y escuche mal una instrucción así que perdí tiempo en mi estrategia) pero bueno, logré no perder . A eso le sume dos capítulos de “Jane the Virgin,” mi más reciente adicción y culmine una buena tarde.
Isabelle nos preparó una cena deliciosa, pan recién horneado con tomate y piña (tipo hawaiiano) con queso raclette (traído desde Suiza) derretido encima y un huevo frito. Sobra decir que fui demasiado feliz comiéndome esa delicia.

Aprovechando el internet gratis de la ciudad que llegaba hasta el velero me quede enviando correos y demás hasta que comencé a estornudar sin parar. Me fui a acostar totalmente constipada y estornudando, pidiéndole a mi cuerpo que solo fuese una alergia sorpresa y no una gripa.

 

DIA 3 – 2/11/17

Amanecí sin gripa! Que felicidad sentí al darme cuenta que mi estornudadera no era más que alergia y no me iba a dañar mis días de viaje. La mañana estaba hermosa así que prendimos el motor y zarpamos hacia el norte. Se veía el volcán Kinabalu a la distancia perfecto, nada de nubes, y eventualmente pudimos apagar el motor y abrir la vela. Desayunamos en el camino y después de cinco horas y una clase teórica sobre vientos y como navegar llegamos a nuestro destino. En la tarde Isabelle comenzó su curso de Apnea así que ellos se la pasaron viendo videos y en clase  mientras yo leía, después mientras hacía su practica de estatica (contener la respiracion) en tierra yo me pegue una de esas siestas deliciosas inesperadas disfrutando de la brisa y el calorcito de la tarde. El resto de la tarde jugamos Catan y esta vez mega gane! Creo que MUY pocas veces en mi vida he ganado en un juego así que estaba contenta. En la noche me regale dos capitulos del programa de television (en vez de 1) y a la cama temprano ya que tocaba despertarse temprano. 

Solo voy avisando que en un velero hay que ahorrar mucho el agua y no desperdiciarla asi que mi melena esta en descontrol nivel 100 con el agua salada  y el viento…las duchas son en el mar!

DÍA 4 – 3/11/17

A las 7:30 de la mañana estábamos en el dingy camino a la playa a hacer la parte practica del curso de apnea que comenzaron ayer, es decir nos tocaba hacer ‘estático.’ Esta modalidad básicamente es aguantar la respiración el mayor tiempo posible en el agua. No hay que estar sumergido, es solo tener la cabeza en el agua asi que uno se acuesta boca abajo, se prepara, respira, se quita el snorkel y comienza el reloj. Para el primer nivel hay un requerimiento de 2 minutos que Isabelle pasó en su primer intento. El plan mío era intentar llegar a mi nuevo máximo ya que en la última semana logré llegar a 4min 05seg fuera del agua por lo tanto en el agua, siendo mas fácil por los reflejos naturales del cuerpo, debería poder hacer mas tiempo. Hice 2 calentamientos, el primero de 2:14 y el segundo de 3:11. Antes de poder hacer mi intento final llegó una amable aguamala a avisarnos que era hora de volver al barco…entre ella y las chitras de la playa (las cuales están comenzando a picar ahora) nos sacaron rapidito. Desayunamos una ensalada de frutas y avena deliciosa y el resto del día me la pase leyendo y ayudando en el barco mientras ellos seguían con su curso.

Cuando bajo un poco el sol decidimos ir a la aldea. La mayoría de la aldea esta construida sobre el mar y no hay un muelle o lugar publico donde bajarse así que después de pasar por la aldea saludando tal cual reinas de belleza llegamos a una casa al final que nos recibió con sonrisas tímidas, “hellos” y unos niños pícaros como de 10 años que nos mandaron besos a lo lejos. Parqueamos el dingy en la casa y nos bajamos a caminar. La cantidad de basura que había en el piso era absurda, particularmente de plástico (no de comida etc). Caminamos por el pueblo con un grupo de niños que nos siguió durante el camino diciéndonos “my name is…” y riéndose a carcajadas. Al volver entre casas de madera resulta que medio vecindario estaba esperándonos para una “selfie”. Pasamos al lado y nos dijeron algo pero no entendimos y solo sonreímos y después nos vinieron a buscar tratando de explicar que querían una foto y bueno, pueden ver el resultado en la galería. 

Volvimos al velero para el atardecer que lamentablemente no se ve mucho pues está detrás de la bahía pero el cielo alcanzo a ponerse todo rosado. Volvimos a jugar una ronda de Catan dónde la suerte no me acompaño como ayer y después cenamos. 

Los días se sienten mucho mas largos, probablemente porque comienzan mucho mas temprano y la verdad no hay un “algo” que hay que hacer. Tener tanto tiempo en las manos hace que la cabeza de muchas, muchas, vueltas. Espero que tanta pensadera me sea provechosa, definitivamente es un ejercicio muy fuera de mi zona de confort, de mantenerme ocupada con muchas cosas y correrle a mis pensamientos. Deséenme suerte. 

marianto

1 Comment

Maria isabel borrero

Toda una experiencia estar 3 personas conviviendo en un espacio tan reducido, con calor y sin agua potable. Disfruta de ese velerear que te ofrece otros tiempos y encuentros contigo misma.
Es el reto de la cabeza!! Dejar fluir. Solo creer…

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